1) Defensa bajo excesiva presión
La defensa de Miami entró lista para jugar desde el pitazo inicial contra la ofensiva de New England, limitando al quarterback Tom Brady y compañía a solo 13 puntos en la primera mitad. Fue un cambio radical respecto al domingo pasado, cuando los Ravens anotaron varias veces en los dos cuartos iniciales. Pero es una tarea difícil mantener la presión sobre la ofensiva de los Patriots cuando tienes que defender durante 34 jugadas en la primera mitad, y pierdes el tiempo de posesión del partido por más de 12 minutos. Parecía que cada vez que este grupo hacía una buena jugada, no eran capaces de aprovechar lo conseguido. Una captura de Brady por parte de John Jenkins, en primera oportunidad para 7 yardas negativas, desembocó en un tercero y 17. Pero Miami no lo aprovechó, y permitió a Brady encontrar a Phillip Dorsett para un pase completo de 18 yardas. Esa recepción luego se convirtió en puntos para la ofensiva de los Patriots. Más tarde, una captura por parte de Vince Biegel produjo un tercero y 12, pero de nuevo la ofensiva de los Patriots convirtió, cuando Brady encontró a Josh Gordon para 14 yardas. Esa jugada derivó en puntos en lugar de un despeje de cuarta oportunidad. Hubo señales de mejoría en la defensa, pero aún no es suficiente para jugar a un fútbol ganador.
2) Ejecución limitada en la ofensiva
Si la defensa de los Dolphins mostró algunas señales de mejoría, debo decir que la ofensiva retrocedió drásticamente el domingo. Como ofensiva, no hay forma alguna de tener éxito constante, o siquiera ocasional, cuando entregas el balón o no puedes convertir en tercera oportunidad. Eso coloca una carga muy pesada sobre la defensa, y la elección de las jugadas pasa a ser cautelosa en lugar de agresiva. El escaso progreso en primera y segunda oportunidad se volvió la norma contra New England, y esto ya había ocasionado 7 tres y fuera al momento que comenzaba el último cuarto. La falta de consistencia en la línea ofensiva, y los pases sueltos de los jugadores de posiciones anotadoras han mantenido a la ofensiva estancada. Hasta que estos problemas no se resuelvan, esta ofensiva tendrá dificultades en anotar suficientes puntos como para obtener resultados positivos.
3) Rosen tiene más minutos de juego
Por segunda vez en dos semanas, el quarterback suplente Josh Rosen dejó el banco de suplentes para jugar en el último cuarto. Ninguna de las dos ocasiones representaron una situación ideal para que un quarterback se desarrolle adecuadamente, pero le proporcionan a Rosen las indispensables jugadas en vivo, que no se pueden recrear en un entrenamiento de miércoles o jueves. Hubo momentos del domingo en que demostró su potencia de brazo en profundidad, pero también su incapacidad de soltar el balón aún con suficiente tiempo para decidir. Creo que a los Dolphins les está llegando la hora de tomar una decisión, y puede que determinen que es el momento oportuno de darle al quarterback de segundo año los cuatro cuartos del partido, para ver lo que tiene para ofrecer como titular.